Fiestas patrias, antojitos y… ¿el baño como zona de desastre?

Fiestas patrias, antojitos y… ¿el baño como zona de desastre?

En septiembre, México se viste de verde, blanco y rojo. Las plazas se llenan de música, las casas de papel picado y nuestras mesas de antojitos: pozole, tacos, tostadas, enchiladas, sopes y, claro, litros de salsas que hacen sudar hasta al más valiente. Porque, aceptémoslo, unas fiestas patrias sin chile… no son fiestas.

Pero hay una verdad incómoda: lo que empieza como un grito de “¡Viva México!” en la garganta puede terminar en una carrera rumbo al baño. Sí, hablamos de esa relación tóxica y apasionada entre los mexicanos, el picante y nuestro sistema digestivo.

¿Por qué el chile “pica” tanto?

El culpable se llama capsaicina, un compuesto que activa los receptores del dolor en la boca y el estómago. Esa misma sensación ardiente que tanto nos encanta puede, horas después, acelerar el tránsito intestinal y provocar visitas urgentes al sanitario.

Entre orgullo nacional y efectos secundarios

  • El pozole con mucho orégano y salsa puede sentirse como un abrazo patrio… hasta que llega la revancha estomacal.
  • Los chiles en nogada son dignos de un brindis, pero cuidado si decides repetir.
  • Y esas salsas molcajeteadas que tu tío presume “apenas pican” son, muchas veces, las responsables de convertir el baño en zona de desastre.

Humor + prevención

Lo bueno es que no tienes que renunciar al picante. Aquí van unos tips para sobrevivir las fiestas sin arrepentimientos (o al menos con menos dolor):

  1. No llegues con hambre: comer algo antes de lanzarte al buffet de antojitos ayuda a amortiguar el golpe del picante.

  2. Hidrátate: el alcohol y la deshidratación empeoran los efectos del chile.

  3. Modera la velocidad: no es concurso de quién aguanta más tacos con habanero.

  4. Escucha a tu cuerpo: si ya te está diciendo “basta”, créelo.

  5. Y en el baño… que no falte Buen Rollo: porque sí, después del pozole, los tacos y las salsas, tu baño puede convertirse en campo de batalla. Y ahí es donde entra tu mejor aliado: Buen Rollo, papel higiénico de bambú, suave con tu piel y fuerte con los desastres patrios.

Así como celebramos con orgullo nuestra gastronomía, celebremos también el cuidado de nuestro planeta. Buen Rollo es 100% sostenible, sin plásticos y libre de químicos agresivos. Porque la independencia también se vive en el baño: libre de culpa, libre de residuos, libre de rollos tóxicos.

El chile forma parte de nuestra identidad, de nuestras historias familiares y de nuestras celebraciones. Sí, puede que nos haga correr al baño, pero ¿acaso no es también un símbolo de nuestra pasión por la vida intensa?

Este septiembre, brindemos por el pozole, por las enchiladas, por el picante… y por el Buen Rollo que nunca debe faltar.

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